(Articulo publicado el 28 de Agosto de 2.012)
Este viernes
el gobierno de España anuncia un nuevo decreto ley que pondrá en
funcionamiento el llamado banco malo. Se trata de una medida que venía
incorporada en el memorándum que el Gobierno negoció con la troika, el
cual no es otra cosa que un conjunto de condiciones económicas que ha de
realizar España a cambio de los 100.000 millones de euros del rescate.
Es decir, se trata de una nueva imposición que refleja la pérdida de un
grado más en la soberanía de nuestro país.
Pongámonos en contexto. Actualmente estamos viviendo la resaca de la
burbuja inmobiliaria, durante la cual se construyeron entre 2002 y 2007
más viviendas que en Francia y Alemania juntas (y ambas cuentan con el
doble de población y el triple de territorio). Ese proceso de
construcción desaforada permitió enormes ganancias al sector de la
construcción-inmobiliario, que en alianza con los poderes políticos
locales pudo utilizar mecanismos como las reclasificaciones y
recalificaciones de suelo para añadir unos cuantos ceros a sus ganancias
habituales. La conocida y práctica habitual del “pelotazo urbanístico”.
Pero en ese proceso no se utilizaba sólo dinero ahorrado sino también
dinero prestado, así que durante todos esos años la economía española
vio como su endeudamiento privado se disparaba.
Las grandes empresas de la construcción se regaban con deudas y también
los hogares (especialmente los más ricos) multiplicaban su
endeudamiento para comprar varias viviendas y poder participar en la
orgía especulativa. El acceso a la Unión Europea había supuesto el
desmantelamiento del sector industrial y agrario de España, así que el
binomio construcción-inmobiliarias se convirtió en el motor del
crecimiento español y de la creación de empleo. Cuando la patata
caliente estalló y ya nadie quería comprar viviendas todo se vino abajo.
Las constructoras tuvieron que cerrar tras despedir a miles de
trabajadores y sus activos (viviendas, suelo, préstamos, etc.) pasaron a
formar parte de los bancos y cajas que les habían prestado el dinero.
Pero estos bancos y cajas tenían a su vez deudas contraídas con los
bancos extranjeros, y ahora las viviendas, suelo y otros activos que
recibían ya no valían lo mismo que antes. Incluso, podría decirse, ya no
valían nada. Así que muchos bancos tuvieron y tienen que ser
rescatados. Y los únicos que los pueden rescatar somos todos nosotros,
el dinero público.
Esta es precisamente la esencia de todo el problema actual. Si el
banco quiebra entonces se produce un efecto dominó y los que prestaron a
los bancos españoles no pueden cobrar su dinero. Si el banco es
rescatado, entonces los flujos de dinero seguirán yendo hacia el
extranjero al menos durante un tiempo más (que puede ser infinito
mientras sigan produciéndose este tipo de rescates). Por supuesto estos
rescates siempre van acompañados de condiciones, por más que los
ejercicios de retórica del Gobierno pretendan hacer creer lo contrario.
La troika y el Gobierno del PP, en esencia, no están rescatando a España
sino a los acreedores, es decir, a los bancos alemanes y de otros
países que prestaron a los bancos españoles en su afán por sacar
beneficios de la burbuja inmobiliaria. Ya ocurrió con Grecia y Portugal.
El banco malo sólo persigue cambiar esos activos que no valen nada
por algo de dinero que valga algo. Buscan salvar los muebles como
puedan, nunca mejor dicho. El banco acepta una pérdida (que compensará
de otra forma) al vender una vivienda o suelo por debajo del que la
recibió, pero muy por encima de lo que recibiría si lo quisiera vender
ahora mismo a cualquier sujeto económica. Por esa razón el propietario
del banco malo, el Estado, pierde mucho más. Esto es, perdemos todos. Se
socializan las pérdidas y se privatizan las ganancias. Una clarísima
transferencia de dinero desde lo público hasta lo privado. Una
explicación completa y detalla del funcionamiento genérico del banco
malo puede leerse aquí.
El coste es inmenso. En primer lugar porque el gobierno asumirá
pérdidas en esas operaciones: comprará las viviendas y suelo muy por
encima de lo que ahora mismo valen y esperará, quién sabe cuanto, a
venderlas más adelante. No es probable (¡ni deseable!) que vuelva una
burbuja inmobiliaria, así que las pérdidas están aseguradas. Pero en
segundo lugar porque todas estas medidas no corrigen los problemas
reales de la economía, que son la falta de crecimiento económico que
genere empleo. Más al contrario, aceleran el empobrecimiento de la
economía y llevan a una mayor recesión. El crédito bancario no puede
volver a fluir porque los bancos están absolutamente empantanados con
deudas e incluso aunque no fuese así no tendrían a quien prestar en una
economía en recesión. Pero el plan del memorándum y la troika prosigue
porque el objetivo no es crear empleo sino empobrecer la economía (con
objeto de acabar compitiendo con países como China, con bajos salarios y
a través de la exportación). Estas cuestiones las expliqué con más detenimiento aquí.
Hay alternativas al banco malo, y a falta de una Unión Europea
sensata (que rescate a las personas y no a los bancos) todas pasan por
dejar quebrar a los bancos y nacionalizarlos después. Las viviendas y
otros activos inmobiliarios podrían servir para crear un “banco bueno”
que creara un stock de viviendas de alquiler público barato. Las
estimaciones del censo de 2011 (que todavía está realizándose) plantean
que en nuestro país hay entre 5 y 6 millones de viviendas vacías, muchas
de las cuales son propiedad de los bancos. De forma paralela es
conocida la necesidad de vivienda por gran parte de la población,
especialmente joven. Hablamos de un problema que tiene solución técnica,
pero que requiere enfrentar con la radicalidad necesaria a los poderes
económicos y financieros que nos gobiernan sin legitimidad alguna.
El gobierno acredita con esta medida y una vez más que estamos ante
una inmensa estafa y con un plan que responde únicamente a los intereses
de los poderes financieros extranjeros. Este gobierno no se preocupa de
los ciudadanos sino que sólo obedece las órdenes de instancias no
democráticas que son las que realmente mandan. Ausencia de democracia y
un gobierno traidor a sus votantes y a sus ciudadanos.
Fuente PIJUS ECONOMICUS
Twittear
No hay comentarios:
Publicar un comentario